El tiburón azul es un cazador solitario, pero cuando se siente en el mar el olor de la sangre, aparecen muchos, no se sabe cómo, semejantes a sombras que resucitan de repente. Dan vueltas cautelosamente, incluso a veces durante horas, hasta que están seguros de que no hay peligro. Entonces, alguno de ellos embiste a la posible presa, rozándola o golpeándola. Si el objeto parece comestible e inofensivo, el más decidido da el primer bocado. Así puede comenzar el frenesí.
miércoles, 24 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario